Todos tenemos historias que
contar, historias que reflejan la clara realidad de los caminos que solemos
recorren ya sean largos, cortos, desérticos, con flores o sin ellas; todas
estas historias deben ser contadas como la necesidad del viento para correr y
como el deber del sol para alumbrar. Pero a contraparte de todo esto, no olvide
aquellas historias que reflejan la imaginación, una ficción que nace cuando la utopía
es mejor que la realidad, cuando la necesidad de crear y creer es parte de una
necesidad propia y nuestra que suele dibujarnos dos caminos, el anhelo de lo inconsciente
y la pérdida de la realidad.
Y es que es la parte inconsciente
nuestra de la cual surgen pulsiones, que intentan pasar al consciente, siendo
controladas o reprimidas por éste. Luego aparecen en sueños, fantasmas o
imágenes, que al ser elaboradas, producirían el texto literario, textos que se
expresan a través de narrativas, historias, propias de nuestra realidad y propias
de una muestra del inconsciente nuestro. Creer o no creer en parte de lo que el
psicoanálisis interpreta es solo olvidar un por que mas de los tantos que
existen, pero que tan ciertas pueden ser las líneas dibujadas por Freud, como
dijo El en una día pasado "Quizás hemos brindado una genuina caricatura de
la interpretación atribuyendo a una inocente obra de arte tendencias que su
autor ni vislumbraba, con lo cual no habríamos hecho sino volver a demostrar
cuán fácil es hallar lo que uno busca y de lo cual uno mismo rebosa..."
Cierto o no, que el contar
historias no sea tan difícil y mejor que crearlas ya que parte de ello suele
ser a veces una muestra de lo que realmente deseamos.
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