2.2.13

UN MÉTODO PELIGROSO, UN FILM NO TAN PELIGROSO



De alguna manera suena un tanto interesante la idea de retratar en un film o simplemente en una historia la disputa de dos mentes brillantes, Freud y Jung, una idea descabellada pero a la vez excitante, el solo hecho de imaginar cómo fue el debate, o las perspectivas de ambos  acerca de un método que hasta ahora sigue siendo poco creíble,  para nada científico. Un método peligroso, el psicoanálisis, que en nuestros días es llamado teoría psicoanalítica  o simplemente psicoanálisis, dedica una extensa consideración a la libido humana y a la sexualidad del hombre, una idea a la cual Jung no estaba dispuesto a aceptar.
Todos los biógrafos (Jones, biógrafo “oficial”, pero también R. W. Clark y L. Breger) explican cómo Jung, siendo un joven psiquiatra de la escuela de Bleuler, se sintió atraído con entusiasmo por la teoría freudiana y se puso en contacto con él. Si bien no se le ocultaron algunos puntos de desacuerdo, en particular, el de que la teoría “exigiese” considerar como “sexual” la energía del aparato psíquico del sistema freudiano. Ya en su primera carta a Freud – según L. Breger- Jung escribe: “a mí me parece que su terapia depende no solo de los efectos desatados por la abreacción (expresión emocional) sino también de ciertas relaciones personales, y yo considero que, si bien la génesis de la histeria es predominantemente sexual, no lo es de manera exclusiva”
Un método peligroso, un film de David Cronenberg, relata la disputa entre Freud, el padre, y Jung, el hijo y el supuesto heredero de la teoría más criticada de Freud. Una historia fría que presenta escenas muy bien hechas  pero nada enlazadas, es decir, el film solo trata de enfocar la separación de estas dos mentes brillantes con historias claras y verdaderas pero en si no trata de contar un historia ordenada con un  inicio y un fin específico.
La película arranca a principios del siglo pasado presentando a Sabina (Knightley), una joven rusa internada contra su voluntad en un hospital psiquiátrico, donde se convierte en paciente de Jung (Fassbender). Gracias a la aplicación del psicoanálisis, Jung consigue ayudar a Sabina, creándose durante el proceso un poderoso vínculo que el joven psiquiatra, casado y padre de una hija, intentará mantener en un nivel profesional y amistoso; lo consigue durante un tiempo. Jung comunica sus progresos al admirado Freud (Mortensen), con el que también llega a iniciar una intensa relación, como de padre e hijo. Más adelante, Sabina, interesada igualmente en el estudio de las enfermedades mentales, se acercará también a Freud, con el que compartirá ideas y reflexiones pese a la oposición inicial de un celoso Jung.
A pesar de ello no  dejaremos de hacer una merecida  alabanza a la representación más acertada que encarno Mortensen, Freud, mostrando en sus manos a un Freud muy seguro de sus métodos y sus investigaciones,  al igual que la galardonada Knightley que interpreta a Sabina Spielrein, tratando de encarnar a una joven rusa internada contra su voluntad en un hospital psiquiátrico.



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