Era una tarde gris,
de aquellas donde el viento golpea tu rostro y las hojas caen marchitas y
lentamente a su destino final, era una tarde… Llego, se sentó casi a mi lado,
su calidad espalda choco con la mía, y mientras yo veía el sur, ella lo hacia el
norte; nadie hablo. El silencio gobernaba el momento, era una tarde gris…
Hace
frio-dije, no respondió. Creo que su mirada, ahora era hacia el horizonte, sentí
que se movió.
¿Por
qué?-dijo, silencio, pausa, cerré los ojos y los abrí muy rápidamente; hice un
movimiento de negación con mi cabeza, creo que era un “no lo sé”, claro ella no
se percató.
Tu recibirás un sí
o un no como respuesta, yo quizás… un silencio, mire al césped; levante muy
lentamente mi mirada fijándola hacia el horizonte.
Tú y tus estúpidas
definiciones, tu razón te ciega, te impide, te limita, te hace infeliz, te…, no
supo que decir más,… te mata- lo grito, lo expulso con cólera, sentí que llevo
sus manos hacia su rostro.
No supe que
responder…
Donde está tu razón
ahora, dijo.
Si eres feliz
sin besar, si eres feliz sin abrazar, si eres feliz sin tocar; entonces sigue
viviendo tu mentira, pero si no lo eres, despierta- tragué saliva.
La verdad duele,
pero es inevitable
Me acostumbre a
tu “no” como respuesta, entonces tuve que buscar un mentira para ser feliz,
tuve que dibujarme una sonrisa en mi rostro, cuando la verdad era otra; tuve
que fingir amar, cuando le verdad, seguía siendo otra, vivir mentiras después de
todo no es malo, la verdad puede doler mucho más…
Es falso, vives
una mentira no por que te acostumbraste a ella, sino por que es necesaria. Tú
necesitas sentirte amada, y la mentira es lo único que lo hace posible. El día
que despiertes de tu falsedad será el día que te descuenta que tú también te
puedes amar para seguir adelante, entonces ahora tu verdad será otra, entonces
ya no necesitaras más mentiras…la peor enfermedad que puede llegar a tener el
hombre es negar la realidad, …pero madurar es reconocer la realidad.
Se feliz, me dijo… se marchó.
Volteé a verla, seguía su camino,
su verdad ahora era seguir y no retroceder…
Era una tarde gris, de aquellas
donde el viento golpea tu rostro y las hojas caen marchitas y lentamente a su destino
final, era una tarde donde estar sentado al lado de un viejo árbol, en un
parque abandonado, era respirar profundo y seguir pensado… era una tarde gris,
de aquellas donde te haces la misma pregunta, ¿Por qué tengo que esconderme
para amar?
Escrito por anónimo (JDT).
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