Hablar del amor desde una
perspectiva psicoanalítica no es una tarea sencilla porque el amor – sin duda
al lado del odio- es el núcleo de aquello de lo que trata el psicoanálisis. No
en vano Freud, que empezó como rastreador y cronista de las huellas fantasmagóricas
de los devaneos y los horrores de alcoba, terminó planteando el análisis de las
vicisitudes del amor de transferencia como el centro del tratamiento analítico.
Pero para Freud fue mucho más
fácil hablar del amor de transferencia que del amor en sí, no porque le
interesara el amor menos que la técnica, ya que es evidente que pensó en éste
último mucho más de lo que llegó a publicar y, según nos lo hace ver Bergmanni,
se planteó desde un principio el estudio comprensivo de la vida amorosa de los seres
humanos, pero sólo publicó fragmentos de sus disquisiciones. Mucho más de lo
que muestran sus artículos puede reconstruirse a partir de su correspondencia
con Jung y otras fuentes, y lo que aparece como una creación contínua en su
trabajo publicado, se muestra en la corresponden¬cia y las actas de la Sociedad
vienesa como algo obtenido sólo a través de una lucha interna. Además, Freud
nunca integró sus descubrimientos acerca del amor en una teoría coherente. A
decir de Bergmann: “No hay un equivalente al capítulo VII de La Interpretación
de los Sueños para el tema del amor”‘
Pero bastante dice, a pesar de
todo: “…el encuentro con un objeto es, en realidad, un reencuentro”, afirma en
los Tres Ensayos para una Teoría Sexual’. Este descubrimiento -para Bergmann la
contribución más profunda de Freud a nuestra comprensión del amor- explicaría
la intensidad de la nostalgia del amante por la persona amada y la importancia
que le atribuye. En la misma obra formula una teoría del amor basada en la
naturaleza de la vida sexual que se desarrolla en fases. La madre es el primer
objeto pulsional del infante y luego, en la latencia, la pulsión se divide en
un componente sexual que se reprime y un componente tierno que permanece
consciente. Más adelante, en la pubertad, si todo va bien, un nuevo objeto
reemplazará al antiguo y las dos corrientes se reunificarán. Lo que permanece
de la relación sexual con el primer objeto contribuye a la preparación para la
elección de un segundo objeto “…y, por lo tanto, a restablecer la felicidad que
se ha perdido”‘ Para Bergmann, Freud estuvo a punto, en una carta a Jung, de
descubrir una contradicción básica en el centro de todo amor humano: en
cualquier relación amorosa, el nuevo objeto debe reflejar al originario, pero
para que esta rememoración de lugar a un amor feliz, no debe revivir la culpa
incestuosa. Luego plantea que es la proyección que el amante hace de su propio
ideal del yo en el ser amado lo que constituye la sustancia de su idealización.
Posteriormente tratará al amor como una emoción más que como la sublimación de
una pulsión: el amor resultará, así, siendo más que pulsional, ya que es el yo
en su totalidad el que se involucra al amar a sus objetos. Sin embargo, nunca
dejó de fluctuar entre estos dos puntos de vista, escribiendo “…a veces sobre
el amor como una pulsión sublimada y a veces como una pasión del yo”. Arguye,
también, Bergmann, que al sujetarse Freud a la primera tópica, su teorización
sirvió para explicar la fase inicial del amor pasio¬nal más que para abarcar al
amor continuado en el tiempo.
Quizá fue la contingencia del
objeto de su teoría sexual la que resultó insuficiente para llegar a una
comprensión más cabal del amor. O tal vez lo fue la primacía de la teoría
sexual misma, que lo lleva a proponer -en una conclusión que Bergmann señala
agudamente que no se deriva de sus premisas- que toda la complejidad del
intrincado desarrollo psicosexual humano está orientada al cumplimiento de la
función reproductiva.
Actualmente tenemos puntos de
vista psicoanalíticos sobre el amor lo suficientemente disímiles como para
hacer el debate del tema bastante interesan¬te, pero no podemos soslayar el
silencio que primó alrededor de él por largo tiempo. Comentando Anatomy of Love
de Martin Bergmann, Ethel Person.
- Este articulo forma parte original de una publicación de Revista psicoanálisis.
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